“Aprieto firme mi mano y hundo el arado en la tierra”
- REDMAC
- 24 ago 2019
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 28 ago 2019
Entre movimientos estudiantiles, huertas y callos, este verso de la canción El Arado -de Víctor Jara- ha calado entre los estudiantes de la Tecnológica de Pereira.
Por Manuel Suárez Franco

Durante las vacaciones acostumbro a vivir en la finca de mi familia, donde trabajo constantemente la tierra. Con el tiempo mis manos se van adaptando a la forma del azadón, el palín o el machete, pero no de una manera suave, sino dolorosa y rústica. Las ampollas abren paso a los callos, pero esas firmes protuberancias desaparecen con el paso del tiempo cuando regreso a la universidad.

A inicios de 2017, en la bienvenida de semestre realizada por el movimiento estudiantil, con un grupo de compañeros del consejo estudiantil iniciamos una huerta en la facultad de ambiental, la Huerta Agroecológica Estudiantil “Magali” -en honor a una estudiante asesinada-. Los conflictos no se hicieron esperar, el mismo decano de la facultad fue a “defender” el patrimonio público, parecía no entender el significado de aquellos actos, o tal vez sí, ya tenía clara su posición. Sin embargo, continuamos. Ese primer día participaron estudiantes de varias facultades, se organizó el terreno y se realizaron las primeras siembras de romero, limoncillo, fríjol y maíz.
Llegábamos todos los miércoles y viernes a las 10 de la mañana, justo al lado de la cafetería del F, por la entrada que conectaba con medicina. Empezamos a expandir las siembras y a diversificar. El trabajo era duro, pues el suelo se había compactado y empobrecido de tanto podar el prado y barrer los desechos; las raíces de las palmas, una a cada lado del camino que atravesaba el área sembrada, dificultaba el trabajo. Además, la pala vieja que nos había prestado una compañera no contribuía, pues su cabo recortado exigía mayor esfuerzo. Entonces fui notando que de nuevo volvían los callos, gratos recuerdos que ahora me acompañan.
Este proceso me ha permitido estrechar los lazos con otros estudiantes, construir formas diferentes de relacionarnos con nuestro alrededor, aprender a través de la práctica y escapar de la cotidiana academia, persistiendo y construyendo alternativas desde la siembra. Como decía Víctor Jara “como yugo de apretao, tengo el puño esperanzao, porque todo cambiará...”
Comments